Así que esto es lo que dice el Señor: Si vuelves a mí, te aceptaré de nuevo y volverás a servirme. Si lo que hablas son palabras que valen la pena y no tonterías, serás mi portavoz, Jeremías. Ellos deben ser los que te sigan; tú no debes seguirlos.
“Sus sacerdotes pervierten mi ley y hacen impuras mis cosas sagradas. No distinguen entre lo santo y lo ordinario, y no separan lo limpio de lo impuro. Se olvidan de mis sábados y hacen que la gente no me respete.
Deben enseñar a mi pueblo la diferencia entre lo que es santo y lo que es común, y explicarle cómo distinguir entre lo que es limpio y lo que es impuro.
A los que tienen mentes puras, todo les parece puro; pero para los que son corruptos y se niegan a creer en Dios, nada es puro. Porque tanto sus mentes como sus conciencias están corrompidas.