Las montañas se derriten bajo sus pies y los valles se resquebrajan, tal como la cera ante el fuego y el agua que se corta por una pendiente. Todo esto sucede por la rebelión de los descendientes de Jacob, y los pecados del pueblo de Israel.
Dijo: El Señor vino del monte Sinaí y nos iluminó desde el monte Seir. Salió del monte Paran con diez mil santos, con fuego ardiente en su mano derecha.