Entonces Manoa dijo: “¡Que se cumpla tu promesa! ¿Qué se decidirá para el niño, y cuál será su vocación?”
Yo lo he elegido para que le enseñe a sus hijos y a su familia a seguir el camino del Señor haciendo lo que es bueno, a fin de que yo, el Señor pueda cumplir lo que le he prometido a Abraham”.
Háblame cada mañana de tu amor y fidelidad, porque en ti he puesto mi confianza. Muéstrame el camino que debo seguir porque a ti me he dedicado.
Enseña a los niños el modo correcto de vivir, y cuando crezcan, seguirán viviendo en rectitud.
y él fue quien me instruyó. Me dijo: “Presta atención a las palabras que te digo y no las olvides. Haz lo que te digo y vivirás.
Padres, no enojen a sus hijos, sino cuiden de ellos, disciplinándolos e instruyéndolos acerca de Dios.
Manoa se levantó, volvió con su mujer y le preguntó: “¿Eres tú el hombre que le habló a mi mujer antes?” “Sí, soy yo”, respondió él.
“Asegúrate de que tu esposa sea cuidadosa y siga las instrucciones que le di”, respondió el ángel del Señor.