Después de esto, Jesús y sus discípulos fueron a Judea y pasaron allí un tiempo con la gente, bautizándoles.
Como ya casi era la fecha de la Pascua de los Judíos, Jesús se fue a Jerusalén.
Jesús y sus discípulos también habían sido invitados a la boda.
Juan también estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua y las personas seguían viniendo para ser bautizadas.
Ellos fueron donde Juan y le dijeron: “Rabí, el hombre con el que estabas al otro lado del Jordán, del cual diste un testimonio favorable, ¡mira, ahora está bautizando y todos están acudiendo a él!”
sus hermanos le dijeron: “Debes marcharte a Judea para que tus seguidores puedan ver los milagros que puedes hacer.