Él elaboró un látigo con cuerdas y los hizo salir a todos del Templo, junto con las ovejas y el ganado, esparciendo las monedas de los cambistas y volteando sus mesas.
Jesús entró al Templo, y sacó de allí a todas las personas que estaban comprando y vendiendo. Volteó las mesas de los cambistas y las sillas de los vendedores de palomas.