Cuando Pilato vio que la causa estaba perdida, y que se estaba formando un motín, trajo agua y lavó sus manos frente a la multitud. “Soy inocente de la sangre de este hombre. ¡Su sangre estará sobre sus cabezas!”
Jesús respondió, “Cualquiera que ya se ha bañado, solo necesita lavar sus pies y entonces estará completamente limpio. Ustedes están limpios—pero no todos”.
acerquémonos a Dios, con mentes sinceras y plena confianza. Nuestras mentes han sido rociadas para purificarlas de nuestros malos pensamientos, y nuestros cuerpos han sido lavados y limpiados con agua pura.
Esta agua simboliza el bautismo que los salva ahora, no limpiando la suciedad de sus cuerpos, sino como una respuesta positiva a Dios, que surge de una conciencia limpia. La resurrección de Jesús es la que posibilita la salvación.