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Referencias Cruzadas
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Juan 12:20

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Sucedió que unos griegos habían venido a adorar durante la fiesta.

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19 Referencias Cruzadas  

En ese momento la raíz de Isaí se erigirá como un estandarte para las naciones. Los extranjeros vendrán a él, y el lugar donde vive será glorioso.

La mujer era griega, nacida en Sirofenicia. Ella le rogó a Jesús que sacara ese demonio de su hija.

Seis días después de la Pascua, Jesús fue a Betania, al hogar de Lázaro, quien había sido levantado de los muertos.

Los Fariseos se decían unos a otros: “Miren, no estamos logrando nada. Todos corren detrás de él”.

Los judíos se decían unos a otros: “¿A dónde irá que no podremos encontrarlo? ¿Acaso está planeando irse donde están las personas dispersas entre los extranjeros, y les enseñará a ellos?

En Iconio ocurrió lo mismo: Pablo y Bernabé fueron a la sinagoga judía y hablaron con tanta seguridad que muchos adoradores, tanto de habla griega como judíos, creyeron en Jesús.

Entonces Pablo fue primero a Derbe, y luego a Listra, donde conoció a un creyente llamado Timoteo. Este era el hijo de una madre cristiana judía, y su padre era griego.

Y algunos de ellos se convencieron y se unieron a Pablo y a Silas, junto con muchos adoradores griegos y algunas mujeres influyentes de la ciudad.

Fui testigo tanto para judíos como para griegos de que era necesario arrepentirse y volverse a Dios, y creer en nuestro Señor Jesucristo.

“¡Hombres de Israel, vengan a ayudarnos!” gritaron. “Este es el hombre que está enseñando por todas partes para que se opongan a nuestro pueblo, a la Ley y al Templo. Además ha traído griegos al Templo, contaminando este lugar santo”.

Entonces Felipe emprendió el viaje y se encontró con un hombre etíope, un eunuco que tenía una posición importante en el servicio de Candace, reina de Etiopía. Este eunuco era el tesorero jefe. Había ido a Jerusalén para adorar,

Sin lugar a dudas, no me avergüenzo de la buena noticia, porque es poder de Dios para salvar a todos los que creen en él, primero a los judíos, y luego a todos los demás también.

No hay diferencia entre judío y griego, porque el mismo Señor es Señor de todos, y da generosamente a todos los que le piden.

Pero sucedió que estando allá nadie insistió en que Tito, quien iba conmigo, fuera circuncidado, aunque él era griego.

Ya no hay más judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer, pues ustedes todos son uno en Cristo Jesús.

En esta nueva situación no hay griego ni judío, no hay circuncisos o incircuncisos, extranjeros, bárbaros, esclavos o libres, pues Cristo es todo, y él vive en todos nosotros.




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