Si él realmente es el Mesías, el Rey de Israel, ¿por qué, entonces, no baja de la cruz para que podemos ver y creerle?” Incluso los que estaban crucificados con él lo insultaban.
La gente estaba allí y miraba, y los líderes se burlaban de Jesús: “Salvó a otros, entonces que se salve a sí mismo si es realmente el Mesías de Dios, el Escogido”, decían.
Uno de los criminales que estaba colgado allí se unió a sus insultos. “¿No eres tú el Mesías?” le dijo. “¡Entonces sálvate a ti mismo, y a nosotros también!”