Entonces David le respondió a Gad: “¡Esta es una situación terrible para mí! Por favor, deja que el Señor decida mi castigo, porque es misericordioso. No permitas que la gente me castigue”.
Así que los jefes del palacio y de la ciudad, los ancianos y los guardianes enviaron un mensaje a Jehú: “Somos tus siervos y haremos todo lo que nos digas. No vamos a hacer rey a nadie. Haz lo que te parezca mejor”.
Gedeón fue y les dijo a los líderes del pueblo de Sucot: “Aquí están Zeba y Zalmuna, de los que se burlaron cuando me dijeron: ‘¿Por qué debemos darle pan a tu ejército cansado cuando aún no has capturado a Zeba y Zalmuna?’”