También capturamos a toda su gente, ylos separamos para su destrucción a la gente de cada pueblo: hombres, mujeres y niños. No dejamos ningún sobreviviente.
Entonces el Señor le dijo a Josué: “Levanta la lanza que tienes en la mano y apunta a Hai, porque te la voy a entregar”. Así que Josué levantó la lanza en su mano y apuntó a la ciudad.