Los mensajeros del rey fueron tras los hombres por el camino que lleva a la orilla del río Jordán. Tan pronto como los perseguidores se fueron, la puerta de la ciudad se cerró tras de ellos.
Les dijo: “Sé que el Señor les ha dado esta tierra. Todos estamos aterrorizados de ustedes. Todos los que viven aquí temen en gran manera desde que ustedes llegaron.