También contrataron 32.000 carros y al rey de Maaca con su ejército. Vinieron a acampar cerca de Medeba. Los amonitas también fueron llamados desde sus ciudades y se prepararon para la batalla.
En cuanto a las aldeas con sus campos cercanos algunos de los habitantes de Judá vivían en Quiriat-arba, Dibón y Jekabzeel, y sus asentamientos menores;
Los habitantes de Dibón suben a su Templo para llorar en sus lugares altos. Los moabitas lloran sobre las ciudades de Nebo y Medeba. Todas las cabezas se han afeitado, todas las barbas se han cortado en señal de luto.
Bajen de su gloria y siéntense en el suelo polvoriento, ustedes que viven en Dibón, porque el destructor de Moab vendrá y los atacará, destruyendo sus fortalezas.
Los invasores atacarán todas las ciudades; ni una sola escapará a la destrucción. El valle quedará arruinado y la llanura será destruida, porque el Señor ha hablado.
Ningún pueblo tenía muros demasiado altos que no pudiéramos conquista, desde Aroer en el borde del valle del Arnón, hasta Galaad. El Señor nuestro Dios nos los entregó todos.
Fue entonces cuando nos hicimos cargo de la tierra. Asigné a las tribus de Rubén y Gad la tierra al norte del pueblo de Aroer en el valle del Arnón, y la mitad de la región montañosa de Galaad, junto con sus pueblos.
mientras que yo asigné a las tribus de Rubén y Gad el área desde Galaad hasta el Valle de Arnón, siendo la línea fronteriza el centro del valle, hasta el río Jaboc en la frontera amonita.
Sehón, rey de los amorreos, que vivía en Hesbón, gobernaba desde Aroer, en el borde del valle de Arnón, todo el camino desde la mitad del valle hasta el río Jaboc, la frontera con los amonitas (e incluía la mitad de Galaad).
La otra mitad de la tribu de Manasés, y las tribus de Rubén y Gad, ya habían recibido su concesión de tierras en el lado oriental del Jordán, tal como les fue asignada por Moisés, el siervo del Señor.