Restituyó la frontera de Israel a donde estaba, desde Lebó-Jamat hasta el Mar de la Arabá, como el Señor, el Dios de Israel, había dicho por medio de su siervo Jonás, hijo de Amitai, el profeta, que venía de Gat-Jefer.
La gente mala que no confía en Dios es la que espera una señal milagrosa, y a esas personas no se les dará ninguna señal excepto la señal de Jonás”. Y entonces se fue de allí.
El pueblo de Nínive se levantará en el juicio junto con su generación, y condenarán a esta generación, porque ellos se arrepintieron cuando oyeron el mensaje de Jonás, ¡Y ahora está aquí uno que es más importante que Jonás!