Las langostas pululaban por toda la tierra y se asentaron en cada parte del país. Nunca había habido tal enjambre de langostas, y no lo habrá nunca más.
Entrarán en enjambres en tus casas y en las casas de todos tus funcionarios, de hecho en las casas de todos los egipcios. Esto es algo que ninguno de tus antepasados ha visto desde que llegaron a este país’”. Entonces Moisés y Aarón se volvieron y dejaron al Faraón.
La muerte se ha colado por nuestras ventanas; ha entrado en nuestras fortalezas. Ha matado a los niños que juegan en las calles y a los jóvenes que se reúnen en las plazas.