Ya nadie alaba a Moab. La gente de Hesbón está tramando: “Destruiremos a Moab como nación. Gente del pueblo de los locos, también los silenciaremos: serán atacados con espadas y perseguidos”.
Un mensaje sobre Moab. La ciudad de Ar en Moab es devastada, ¡destruida en una sola noche! La ciudad de Quir, en Moab, ha sido devastada y destruida en una sola noche.
Lloro por Moab. Los refugiados moabitas corren hasta Zoar y hasta Eglat-selisiya. Llorando suben a la colina de Luhith; llorando por su destrucción recorren el camino hacia Horonaim.
Pero ahora el Señor vuelve a hablar y dice: Dentro de tres años, como un obrero contratado cuenta los años con precisión, la gloria de Moab se convertirá en algo de lo que habrá que reírse. A pesar de que ahora hay tantos moabitas, pronto sólo quedarán unos pocos débiles.
Esto es lo que me dijo el Señor, el Dios de Israel: Toma esta copa que te entrego. Contiene el vino de mi ira. Debes hacer que todas las naciones que te envío beban de ella.
¿Has oído lo que dice la gente? “El Señor eligió a dos familias, pero ahora las ha rechazado”? Por eso desprecian a mi pueblo y no lo consideran digno de ser llamado una nación.
Descendientes de Jacob, ¡no tengan miedo! declara el Señor, porque yo estaré con ustedes. Destruiré por completo todas las naciones en las que los he dispersado, pero no los destruiré del todo. Sin embargo, los disciplinaré como se lo merecen, y pueden estar seguros de que no los dejaré impunes.
¡Lloren por ellos, todas las naciones de los alrededores, todos los que los conocen! ¡Que otros sepan cómo ha sido aplastado el gran cetro, la vara que antes gobernaba con orgullo!
Los que huyan quedarán indefensos en Hesbón, adonde fueron en busca de protección, porque de Hesbón sale fuego, un fuego de donde reinó Sijón. Quema todo el país de Moab y su pueblo desafiante.
Lloren, pueblos de Hesbón, porque la ciudad de Hai ha sido destruida. Clamen por ayuda, pueblo de Rabá. Pónganse ropas de cilicio y comiencen a llorar; corran de un lado a otro dentro de los muros de su ciudad, porque su dios Milcom irá al exilio junto con sus sacerdotes y líderes.
Aplastaré a los elamitas frente a sus enemigos, ante los que quieren matarlos. En mi furioso enojo haré caer el desastre sobre ellos, declara el Señor. Los perseguiré con la espada hasta destruirlos.