Jeremías 4:19

Versión Biblia Libre

“Estoy en agonía, ¡en absoluta agonía! ¡Mi corazón se está rompiendo! ¡Late salvajemente en mi pecho! Mi corazón late dentro de mí; no puedo callar porque he oído la trompeta, la señal de batalla.

Referencias Cruzadas

Génesis 49:6

Me niego a ser parte de sus decisiones; me niego a participar en lo que hacen. Porque mataron a los hombres en su ira; lisiaron al ganado sólo por diversión.

2 Reyes 4:19

se quejó a su padre: “¡Me duele la cabeza! ¡Me duele la cabeza!” Su padre dijo a uno de sus criados: “Llévenlo de vuelta con su madre”.

2 Reyes 8:11

Eliseo lo miró fijamente durante mucho tiempo hasta que Jazael se sintió incómodo. Entonces el hombre de Dios comenzó a llorar.

Salmos 103:1

Alaba, alma mía, al Señor; que todo mi ser alabe su santo nombre.

Salmos 116:7

Puedo estar en paz otra vez porque el Señor ha sido bueno conmigo.

Salmos 119:136

Mis lágrimas corren por mi rostro mientras lloro por los que no guardan tu ley.

Salmos 119:53

Me enojo con los malvados porque ellos han rechazado tu ley.

Salmos 146:1

¡Alaben al Señor! ¡Yo alabo al Señor con todo mi ser!

Salmos 16:2

Le digo al Señor: “Aparte de ti, Dios, nada bueno tengo”.

Isaías 15:5

Lloro por Moab. Los refugiados moabitas corren hasta Zoar y hasta Eglat-selisiya. Llorando suben a la colina de Luhith; llorando por su destrucción recorren el camino hacia Horonaim.

Isaías 16:11

Con el corazón roto, lloro por Moab como una música triste en un arpa; en el fondo lloro por Kir-hareset.

Isaías 21:3

Por ello, mi cuerpo está lleno de agonía. Me abruma el dolor, como el de una mujer que da a luz. Me confunde lo que oigo; me angustia lo que veo.

Isaías 21:4

Mi mente vacila; tiemblo de pánico. La noche que esperaba se ha convertido en algo aterrador.

Isaías 22:4

Por eso dije: “¡Váyanse! Déjenme llorar en paz. No insistan en consolarme porque la hija de mi pueblo está arruinada”.

Jeremías 13:17

Pero si te niegas a escuchar, lloraré secretamente por dentro a causa de tu orgullo. Mis lágrimas se derraman porque el rebaño del Señor ha sido capturado.

Jeremías 20:9

Si me digo a mí mismo: “No hablaré más de él, ni siquiera mencionaré su nombre”, entonces su mensaje es como un fuego atrapado dentro de mí, que me quema por dentro. Me estoy cansando de aguantar. Simplemente no puedo ganar.

Jeremías 23:9

Cuando se trata de los profetas: Estoy realmente perturbado: ¡estoy temblando por dentro! Me tambaleo como un borracho, como alguien que ha tomado demasiado vino, por lo que es el Señor, por sus santas palabras.

Jeremías 4:21

¿Hasta cuándo tengo que ver las banderas de guerra y oír las trompetas de batalla?”

Jeremías 4:5

¡Anuncien esta advertencia por todo Judá y Jerusalén! Díganles: ¡Toquen la trompeta en todo el país! Griten: “¡Rápido! Corramos hacia las ciudades fortificadas para protegernos”.

Jeremías 42:14

o si, en cambio, ustedes dicen: “No, nos vamos a Egipto a vivir allí, donde no experimentaremos la guerra ni oiremos el sonido de las trompetas ni pasaremos hambre”;

Jeremías 49:2

¡Cuidado! Se acerca el momento, declara el Señor, en que señalaré el ataque a la ciudad amonita de Rabá. Se convertirá en un montón de ruinas, y sus pueblos serán incendiados. Entonces los israelitas expulsarán a los pueblos que se apoderaron de su tierra, dice el Señor.

Jeremías 50:22

El ruido de la batalla se oye en el país, el ruido de la terrible destrucción.

Jeremías 6:24

El pueblo responde, “Nos hemos enterado de la noticia y nuestras manos están inmovilizadas por la conmoción. Nos invade la agonía y sufrimos dolores como una parturienta.

Jeremías 8:18

Nada me consuela en medio de mi sufrimiento; Me siento terrible por dentro.

Jeremías 8:21

Estoy abatido por las heridas sufridas por mi pueblo; estoy de luto por ellos. ¡Estoy horrorizado por lo que ha sucedido!

Jeremías 9:1

Cómo quisiera que mi cabeza fuera un manantial de agua, y mis ojos una fuente de lágrimas. Entonces lloraría día y noche por todo mi pueblo que ha sido asesinado.

Jeremías 9:10

Lloraré y me lamentaré por los montes, cantaré un canto fúnebre sobre los pastos del campo, porque han quedado tan quemados que nadie puede pasar por ellos, y no hay ganado que haga ruido. Las aves han volado y los animales salvajes han huido.

Lamentaciones 1:16

“Por eso lloro. Lágrimas brotan de mis ojos porque no hay nadie que me consuele, ni nadie que me haga sentir mejor. No queda nada para mis hijos porque el enemigo nos ha conquistado”.

Lamentaciones 1:20

¿Acaso no ves lo alterada que estoy, Señor? Por dentro estoy revuelta; mi corazón se rompe por haber sido tan rebelde. Por fuera, la espada mata a los que amo; por dentro, es como si viviera en la casa de la muerte.

Lamentaciones 2:11

Mis ojos están agotados de tanto llorar; por dentro estoy revuelto. Estoy enfermo y agotado por la destrucción de Jerusalén, la hija de mi pueblo, porque los niños y los bebés se desmayan en las calles de la ciudad.

Daniel 4:19

Cuando Daniel (también llamado Beltsasar) escuchó esto, se angustió por un tiempo, perturbado mientras pensaba en ello. El rey le dijo: “Beltsasar, no te preocupes por el sueño y lo que significa”. “Mi señor, sólo deseo que este sueño sea para los que te odian y la explicación para tus enemigos”, respondió Daniel.

Daniel 7:15

Yo, Daniel, estaba profundamente perturbado; las visiones que habían pasado por mi mente me asustaban.

Daniel 7:28

Este es el final del resumen. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me perturbaron mucho y mi rostro palideció, pero me lo guardé todo para mí.

Daniel 8:27

Después de esto, yo, Daniel, quedé exhausto y estuve enfermo durante días. Luego me levanté y volví a trabajar para el rey, pero estaba desolado por lo que había visto en la visión y no podía entenderlo.

Amós 3:6

Cuando suena la trompeta en la ciudad, ¿no debería alarmarse el pueblo? Cuando el desastre llega a la ciudad, ¿no es por obra del Señor?

Habacuc 3:16

Me sacudí por dentro cuando oí esto. Mis labios temblaron ante el sonido. Mis huesos se volvieron gelatina y temblé allí donde estaba en pie. Espero en silencio el día en que vendrá la tribulación sobre aquellos que nos atacaron.

Números 10:9

“Cuando estés en tu propia tierra y tengas que ir a la batalla contra un enemigo que te haya atacado, toca la señal de alarma y el Señor tu Dios no te olvidará: te salvará de tus enemigos.

Romanos 10:1

Mis hermanos y hermanas, el deseo de mi corazón—mi oración a Dios—es la salvación del pueblo de Israel.

1 Corintios 14:8

Del mismo modo, si la trompeta no emite un sonido claro, ¿quién se alistará para la batalla?

Gálatas 4:19

Mis queridos amigos, quiero trabajar a su lado hasta que el carácter de Cristo se haya duplicado en ustedes.

Jueces 5:21

El río Cisón los arrastró: ¡el viejo río se convirtió en un torrente impetuoso! ¡Pero yo marché con valentía!