Ya no te llamarán Abandonada; tu tierra no se llamará Desolada. En cambio, se te llamará Ella me hace feliz, y tu tierra se llamará Casada, porque tú haces feliz al Señor, y tu tierra estará casada.
Yo me ocupé de ellos desarraigándolos y derribándolos, aniquilándolos, destruyéndolos y llevándolos al desastre. Ahora me ocuparé de ellos construyéndolos y ayudándolos a crecer, declara el Señor.
“Entonces las naciones que queden a tu alrededor reconocerán que yo, el Señor, he reconstruido lo que fue demolido, y que he replantado lo que fue destruido. Yo, el Señor, he hablado, y lo cumpliré.
¿Quién es un Dios como tú, que perdona el pecado y olvida la rebelión de los que aún quedan en su pueblo especial? Tu no persistes en tu enojo, pues te deleitas en mostrar amor incondicional.
El Señor tu Dios está en medio de ustedes como un poderoso guerrero que te salvas. Se alegrará en ti. Renovará su amor por ti. Cantará fuertemente celebrando tu existencia.
De la misma manera que quiso hacerlos prósperos y aumentar su número, ahora los aniquilará y los destruirá. Serán desarraigado del país que van a poseer.
El Señor tu Dios te hará triunfar en todo lo que hagas, tendrás hijos, tu ganado será productivo y tendrás buenas cosechas. El Señor, una vez más, se alegrará de hacerte el bien, como lo hizo con tus antepasados,