“Vinieron y se apoderaron de ella, pero no hicieron lo que dijiste ni siguieron tus leyes. No hicieron todo lo que les ordenaste, y por eso has hecho caer sobre ellos todo este desastre.
Desde el tiempo de nuestros antepasados hasta ahora, hemos sido profundamente culpables. A causa de nuestros pecados, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados a los reyes de la tierra, asesinados y hechos prisioneros, robados y humillados, como lo somos hoy.
Cuando tuvieron hambre les diste pan del cielo, y cuando tuvieron sed les sacaste agua de la roca. Les dijiste que fueran a tomar posesión de la tierra que habías jurado darles.
Los llevé a una tierra productiva para que comieran todo lo bueno que allí crece. Pero ustedes vinieron y ensuciaron mi tierra, haciéndola ofensiva para mí.
El Señor ha hecho lo justo, porque yo me rebelé contra sus instrucciones. Escuchen, todos en todas partes; miren lo que estoy sufriendo. Mis jóvenes y mis hombres jóvenes han sido llevados al cautiverio.
Jerusalén pecó terriblemente y por eso ahora es tratada como un ser impuro. Todos los que antes la honraban ahora la desprecian, porque la han visto desnuda y avergonzada. Ella misma gime mientras se aleja.
“En el desierto les dije a sus hijos: ‘No hagan lo que sus padres les dijeron que hicieran. No sigan sus prácticas. No se ensucien adorando sus ídolos.
“Pero sus hijos también se rebelaron contra mí. No siguieron mis leyes y no guardaron mis reglamentos, aunque les hubieran dado la vida. Violaron mis sábados. Así que les advertí que los castigaría con mi ira allí en el desierto.
“Pero se rebelaron contra mí y no quisieron hacer lo que les dije. Ninguno de ellos se deshizo de sus repugnantes imágenes paganas, y no dejaron de adorar a los ídolos de Egipto. Así que les advertí que los castigaría con mi ira allí en Egipto.
De la misma manera, cuando ustedes hayan hecho todo lo que se les encargó, simplemente digan: ‘Somos siervos indignos. Solo cumplimos con nuestro deber’”.
Todos los que dependen del cumplimiento de la ley están bajo maldición, porque como dice la Escritura: “Maldito es todo aquél que no guarda cuidadosamente todo lo que está escrito en el libro de la ley”.
Si rompes el acuerdo que el Señor tu Dios hizo contigo y vas a adorar a otros dioses, inclinándote ante ellos, entonces el Señor se enojará contigo y serás rápidamente borrado de la buena tierra que te ha dado”.