Hay voces que claman en las cimas de los montes: los israelitas lloran y piden misericordia, porque se han extraviado y se han olvidado del Señor, su Dios.
Los habitantes de Dibón suben a su Templo para llorar en sus lugares altos. Los moabitas lloran sobre las ciudades de Nebo y Medeba. Todas las cabezas se han afeitado, todas las barbas se han cortado en señal de luto.
Te has olvidado del Dios que te salva; no te has acordado de la Roca que te protege. Por eso, aunque siembren plantas hermosas y hagan crecer vides exóticas,
¿De quién te asustaste? ¿Quién te asustó tanto que me mentiste, te olvidaste de mí, y ni siquiera pensaste en mí? ¿Es porque he estado callado durante tanto tiempo que ni siquiera me temes?
Los ejércitos destructores han atravesado todas las colinas desnudas del desierto, porque la espada del Señor destruye de un extremo a otro del país. Nadie tiene paz.
¡Pero mi pueblo me ha rechazado! Queman incienso a ídolos inútiles que los hacen tropezar, haciéndolos abandonar los viejos caminos para andar por senderos sin hacer en lugar de la carretera.
Miren hacia las cumbres desnudas. ¿Hay algún lugar donde no hayan tenido relaciones sexuales? Se han sentado al borde del camino, como un errante en el desierto, esperando que pasen sus amantes. Han ensuciado la tierra con su prostitución y su maldad.
Volverán con lágrimas en los ojos, y estarán orando mientras los llevo a casa. Los guiaré junto a corrientes de agua, por caminos llanos donde no tropezarán. Porque yo soy el Padre de Israel; Efraín es mi primogénito.
Córtense el pelo y tírenlo. Canten una canción de duelo en las colinas desnudas, porque el Señor ha rechazado y abandonado a la generación que lo hizo enojar”.
En resumen, esto es lo que dice el Señor Dios: Porque te has olvidado de mí y me has ignorado, tendrás que experimentar las consecuencias de tu inmoralidad y prostitución”.
Israel se ha olvidado de su Hacedor y ha construido palacios. Judá ha construido ciudades fortificdas. Pero yo haré caer fuego sobre sus ciudades y consumiré sus castillos.
La tristeza que Dios quiere que sintamos es la que nos lleva al arrepentimiento y trae salvación. Esta clase de tristeza no trae consigo ningún tipo de remordimiento, pero la tristeza mundanal trae muerte.