Extranjeros de muchas naciones pasarán por esta ciudad y se preguntarán unos a otros: “¿Por qué el Señor ha hecho cosas tan terribles a esta gran ciudad?”
Cuando les expliques todo esto, te preguntarán: “¿Por qué ha ordenado el Señor que nos ocurra un desastre tan terrible? ¿Qué hemos hecho mal? ¿Qué pecado hemos cometido contra el Señor, nuestro Dios?”
y ahora el Señor lo ha hecho; ha hecho justo lo que dijo que haría. Esto les sucedió a ustedes porque pecaron contra el Señor y no obedecieron lo que él dijo.
“Pero dejaré que unos pocos sobrevivan a la guerra, al hambre y a la enfermedad para que puedan contar a las naciones donde están exiliados todos sus repugnantes pecados. Entonces sabrán que yo soy el Señor”.
Si te das cuenta de lo que hicieron y de cómo actuaron, entenderás que tuve buenas razones para hacer todo lo que le hice a Jerusalén, declara el Señor Dios”.
Las naciones se darán cuenta de que el pueblo de Israel fue hecho prisionero por sus pecados, porque me fue infiel. Por eso los abandoné y los entregué a sus enemigos, para que todos matado por la espada.
Serás criticado y escarnecido, serás una advertencia y algo horripilante para las naciones circundantes cuando ejecute mi sentencia contra ti con mi furia y mi enojo. Yo, el Señor, he hablado.
“Señor, tú siempre haces lo correcto, pero nosotros seguimos avergonzados hasta el día de hoy: nosotros, el pueblo de Judá, los habitantes de Jerusalén y todo Israel, los cercanos y los lejanos, los de todos los países a los que los has expulsado por su infidelidad a ti.