No entres en una casa donde la gente está de fiesta ni te sientes con ellos a comer y beber.
No me junto con mentirosos, ni me asocio con hipócritas.
No me uní a un grupo de burlones mientras se divertían. Me quedé solo porque me has llamado, y me has llenado de indignación.
Será como en los días antes del diluvio, donde todos comían y bebían y se casaban y se entregaban en matrimonio, hasta el día que Noé entró al arca.
Lo que quise decir cuando les escribí es que no deben juntarse con cualquiera que se haga llamar cristiano y sea inmoral, codicioso, o idólatra; o que sea abusador, borrachón o engañador. ¡Ni siquiera se sienten a comer con alguien así!
No tengan ningún tipo de relación con las cosas inútiles que produce la oscuridad, más bien, expónganlas.