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Referencias Cruzadas
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Jeremías 12:4

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¿Hasta cuándo tendrá que lamentarse la tierra y secarse la hierba de todos los campos a causa de la maldad de la gente que la habita? Los animales y las aves se han extinguido porque la gente ha dicho: “El no sabe lo que nos va a pasar”.

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22 Referencias Cruzadas  

Los terrenos fructíferos se convierten tierras arenosas y baldías a causa de la maldad de los que allí vivían.

Yo me quedo callado cuando haces esas cosas. Tú pensaste que yo era alguien como tú. Pero ahora te confronto, y traigo mis cargos en contra tuya.

La tierra se seca y se marchita; el mundo se seca y se marchita, los altos y poderosos se marchitan junto con la tierra.

Por eso una maldición está destruyendo la tierra. El pueblo sufre por su culpa. Los habitantes de la tierra se consumen y sólo unos pocos sobreviven.

La han convertido en un desierto; está de luto ante mí, desolada. Todo el país es un páramo, pero a nadie le importa.

Judá está de luto; sus ciudades se están consumiendo. Su pueblo llora por la tierra, y de Jerusalén llega un grito de auxilio.

Porque el país está lleno de gente que comete adulterio, por lo que está bajo una maldición. La tierra está de luto y los pastos del desierto se han secado. La gente vive mal, usando su energía para hacer el mal.

Miré, y no quedaba nadie; todas las aves habían volado.

La tierra se enlutará y los cielos se oscurecerán. Yo he hablado; esto es lo que he ordenado. No me detendré ni cambiaré de opinión”.

Los profetas son como el viento. El Señor no habla a través de ellos. Lo que predicen puede ocurrirles a ellos”.

Los profetas dan falsas profecías; los sacerdotes gobiernan a su antojo. Mi pueblo lo quiere así, pero ¿qué hará cuando todo se derrumbe?

Esto es lo que dice el Señor: ¡Mira! Mi ira se derramará sobre este país, sobre las personas y los animales, sobre los huertos y las cosechas del campo. Arderá y nadie podrá apagarlo.

Lloraré y me lamentaré por los montes, cantaré un canto fúnebre sobre los pastos del campo, porque han quedado tan quemados que nadie puede pasar por ellos, y no hay ganado que haga ruido. Las aves han volado y los animales salvajes han huido.

¿No debo castigarlos por todo esto? declara el Señor. ¿No debo tomar represalias por lo que ha hecho esta nación?

Por causa de esto, la tierra se seca, y todos los que viven en ella se consumen, así como los animales del campo y las aves del cielo, y los peces del mar. Todos están muriendo.

Los animales de la granja gimen de hambre. Los rebaños de ganado deambulan por todas partes porque no encuentran hierba para comer, y el rebaño de ovejas sufre.

Y dijo: El Señor ruge desde Sión, y alza su voz desde Jerusalén. Los pastizales de los pastores se marchitan, y la cima del Monte Carmelo se seca.

Aunque no haya flores en las higueras ni uvas en los viñedos; aunque no crezca la cosecha de olivo, ni haya animales en el corral, o ganado en los establos;

Entonces el ángel del Señor dijo: “Dios Todopoderoso, ¿cuánto tiempo pasará antes de que tengas misericordia de Jerusalén y de las ciudades de Judá con las que has estado airado por los últimos setenta años?”

Sabemos que toda la creación clama con anhelo, sufriendo dolores de parto hasta hoy.




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