“Luego me volví a dormir. En mi segundo sueño vi siete cabezas de grano creciendo en un tallo, maduras y sanas.
Pero después no se podía saber que se las habían comido porque se veían tan flacas y feas como antes. Entonces me desperté.
Después de ellos crecieron siete cabezas de grano, marchitas y delgadas y secas por el viento del este.