Así que ahora prométanme en el nombre del Señor que como he actuado de buena fe con ustedes, entonces ustedes harán lo mismo por mi familia. Denme una señal de que puedo confiar en ustedes,
no tendrás sentimientos de remordimiento ni conciencia culpable por el derramamiento innecesario de sangre ni por tomar tu propia venganza. Y cuando el Señor haya hecho estas cosas buenas por ti, señor, por favor acuérdate de mí, tu sierva”.