Así que Sarai, la esposa de Abrán, tomó a su esclava egipcia Agar, y se la entregó a su esposo como su esposa. Abrán había estado viviendo en la tierra de Canaán por diez años cuando esto sucedió.
Una vez más, Lea quedó embarazada y tuvo otro hijo. Lo llamó Judá, pues dijo: “¡Ahora realmente puedo alabar al Señor!” Y no tuvo más hijos después de esto.