Ve al rebaño y tráeme dos cabras jóvenes. Yo las cocinaré y prepararé la comida de buen sabor que a tu padre más le gusta.
Entonces se la llevarás a tu padre para comer, para que te bendiga en la presencia del Señor antes de morir”.
Así que Jacob fue a buscarlas y las trajo para su madre, y ella preparó una comida de buen sabor, tal como le gustaba a su padre.
Prepárame una comida de buen sabor para que yo coma, y para bendecirte antes de morir”.
Ahora, hijo, escúchame y haz exactamente lo que yo te diré.
Manoa le dijo al ángel del Señor: “Por favor, déjanos retenerte aquí mientras te preparamos una comida de un cabrito”.
Así que Isaí cargó un burro con pan, un odre de vino y un cabrito y los envió con su hijo David a Saúl.