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Referencias Cruzadas
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Génesis 26:31

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y se levantaron temprano en la mañana y cada uno hizo juramento al otro. Entonces Isaac los dejó ir, y ellos se fueron en paz.

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16 Referencias Cruzadas  

Pero Abrán le respondió al rey de Sodoma: “Levanto mi mano, haciendo una promesa solemne al Señor, al Dios Altísimo, Creador del cielo y de la tierra,

“Señores, por favor, entren y quédense en mi casa esta noche”, les dijo. “Pueden lavar sus pies y seguir su camino temprano por la mañana”. Pero ellos le respondieron: “No te preocupes. Pasaremos la noche aquí en la plaza”.

A la mañana siguiente, Abraham se levantó temprano. Empacó alimentos y un odre con agua para Agar, y puso todo esto en sus hombros. Entonces los despidió. Ella se fue y anduvoerrante por el desierto de Beerseba.

Y continuó: “Así que júrame aquí y hora que no me traicionarás, ni a mis hijos, ni a mis descendientes. Del mismo modo que te he demostrado mi lealtad, haz lo mismo conmigo y con mi nación, en la cual vives”.

Entonces Abraham le dio a Abimelec algunas de sus ovejas y ganado, y los dos hicieron un pacto.

A la mañana siguiente, Abraham se levantó temprano y ensilló su asno. Tomó consigo a dos siervos y a Isaac, y se fue a cortar leña para quemar la ofrenda. Y se fue con ellos al lugar que Dios le había dicho.

“Primero tienes que jurármelo”, exigió Jacob. Así que Esaú hizo juramento vendiéndole a Jacob sus derechos de primogénito.

Ese fue el día en que los siervos de Isaac que habían estado cavando un pozo vinieron a decirle: “¡Hemos hallado agua!”

Así que hagamos un acuerdo solemne entre tu y yo, y será testimonio de nuestro compromiso mutuo”.

Labán se levantó temprano por la mañana y dio un beso de despedida a sus nietos e hijas. Los bendijo y luego se fue para volver a casa.

Las personas juran por cosas que son superiores a ellas, y cuando tienen alguna discusión, hacen un juramento como la última palabra sobre tal asunto.

Aquel día fue difícil para los hombres de Israel porque Saúl había ordenado al ejército hacer un juramento, diciendo: “Maldito el que coma algo antes de la noche, antes de que me haya vengado de mis enemigos”. Así que nadie del ejército había comido nada.

Pero David volvió a jurar: “Tu padre sabe muy bien que soy tu amigo, y por eso seguro ha pensado: ‘Jonatán no puede enterarse de esto, porque si no se enfadará mucho’. Te juro por la vida del Señor, y por tu propia vida, que mi vida pende de un hilo”.

“¿Puedes guiarme hasta esos asaltantes?” preguntó David. “Si me juras por Dios que no me matarás ni me entregarás a mi amo, entonces te llevaré hasta ellos”, respondió el hombre.




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