Algún tiempo después, Abimelec vino desde Gerar con su consejero Ahuzat y con Ficol, jefe de su ejército, para ver a Isaac.
Pero Dios se le apareció a Abimelec en un sueño, y le dijo: “¡Presta atención! Morirás, porque la mujer que has tomado ya está casada. Ella tiene un esposo”.
“¿Por qué han venido a verme?” les preguntó Isaac. “¡Antes me odiaban y me pidieron que me fuera!”