Abraham se inclinó y puso su rostro en el suelo. Pero por dentro se reía, y se preguntaba: “¿Cómo podré tener un hijo a la edad de cien años? ¿Cómo podría Sara tener un hijo a sus noventa años?”
Luego salió su hermano gemelo, quien salió de la matriz agarrando el talón de Esaú. Por eso lo llamaron Jacob. Isaac tenía 60 años cuando sus dos hijos nacieron.
Su confianza en Dios no se debilitó aun cuando creía que su cuerpo ya estaba prácticamente muerto (tenía casi cien años de edad), y sabía que Sara estaba muy vieja para tener hijos.