El Señor Dios usó la tierra para hacer a los animales salvajes y a todas las aves. A todos los animales los trajo hasta donde estaba Adán para que les pusiera nombre, y Adán puso nombre a cada criatura viviente.
Si el Señor no es el que construye la casa, es inútil el trabajo de los albañiles. Si el Señor no guarda la ciudad, el trabajo de los guardias no tiene sentido.