Entonces los dos hombres le preguntaron a Lot: “¿Hay alguien más en tu familia, como yernos, hijos e hijas, o alguna otra persona en la ciudad? Si es así, asegúrate de que se vayan,
Entonces hicieron que todos los hombres que estaban en la entrada de la casa, jóvenes y adultos, quedasen ciegos, así que no podían encontrar la puerta.
De inmediato Lot fue a hablar con los hombres que estaban comprometidos con sus hijas. “¡Levántense y salgan de aquí!” les dijo, “porque el Señor está a punto de destruir la ciudad!” Pero ellos pensaron que se trataba de una broma.
Tan pronto se encontraron fuera de la ciudad, uno de los hombres dijo: “¡Corran y salven sus vidas! ¡No miren hacia atrás, y no se detengan en ninguna parte para ir por el valle! ¡Corran hacia las montañas, o serán destruidos!”
El Señor le dijo a Noé: “Entra al arca con toda tu familia. Porque he visto que eres un hombre íntegro, que vive una vida moral en medio de la gente de esta generación.
Ordenó al pueblo: “Apártense de las tiendas de estos malvados y no toquen nada que les pertenezca, de lo contrario serán destruidos junto con ellos en todos sus pecados”.
Como pueden ver, el Señor puede rescatar de las dificultades a quienes lo respetan, y puede mantener a los malvados hasta el día del juicio, cuando complete su castigo.
Luego escuché otra voz que venía desde el cielo, y clamaba: “Mi pueblo, salgan de en medio de ella, para que no participen de sus caminos pecaminosos, y para que no participen de sus plagas.