Así que el Señor hizo que Adán durmiera profundamente, y mientras dormía Dios quitó una de las costillas de Adán y después volvió a cerrar el lugar del cual tomó el tejido.
Y un joven llamado Eutico estaba sentado en la ventana y comenzó a sentir mucho sueño. Mientras Pablo seguía predicando este joven se durmió profundamente y se cayó del tercer piso. Cuando lo recogieron se dieron cuenta de que estaba muerto.
David tomó la lanza y la jarra de agua junto a la cabeza de Saúl, y se fueron. Nadie vio nada; nadie supo lo que había pasado; nadie se despertó. Todos se quedaron dormidos, porque el Señor los había hecho caer en un profundo sueño.