“Cuando el Faraón te pregunte: ‘¿Por qué no haces un milagro, entonces?’ dile a Aarón: ‘Toma tu bastón y tíralo delante del Faraón’, y se convertirá en una serpiente”.
Moisés extendió su bastón sobre Egipto, y durante todo ese día y noche el Señor envió un viento del este que soplaba sobre la tierra. Cuando llegó la mañana, el viento del Este había traído las langostas.
Moisés levantó su bastón hacia el cielo, y el Señor envió truenos y granizo, e hizo caer rayos al suelo. Así es como el Señor hizo llover granizo sobre Egipto.
Dile que esto es lo que dice el Señor Dios: “Cuidado, porque te voy a condenar, Faraón rey de Egipto, gran monstruo que yace en tus ríos, que dice: ‘El Nilo me pertenece; yo mismo lo hice’.
“Las personas malvadas que no creen en Dios son las que buscan una señal milagrosa. A esas personas no se les dará ninguna señal sino la señal del profeta Jonás”, les dijo Jesús.
Pero si lo hago, deberían creerme por la evidencia de lo que he hecho. Así podrán ustedes entender que el Padre está en mí, y que yo estoy en el Padre”.