Estos hombres confeccionaron ropa tejida con hilos azules, púrpura y carmesí para servir en el santuario. También hicieron vestimentas sagradas para Aarón, como el Señor le había ordenado a Moisés.
Harás diez cortinas para el Tabernáculo de lino finamente hilado, usando hilos azules, púrpura y carmesí. Háganlas bordar con querubines por alguien que sea hábil en el bordado.
Una vez que los sacerdotes hayan entrado en estas habitaciones, no deben salir al patio exterior antes de dejar sus ropas sacerdotales, porque éstas son sagradas. Deben cambiarse de ropa antes de ir donde está la gente común”.
Él no entró por medio de la sangre de cabras y becerros, sino por medio de su propia sangre. Entró una sola vez y por todas, en el Lugar Santísimo, liberándonos para siempre.
Esto no tiene como fin ofrecerse repetidas veces, como un sumo sacerdote que tiene que entrar al Lugar Santísimo después de un año, ofreciendo sangre que no es suya.