Él tomó lo que le dieron y usando una herramienta moldeó un ídolo con forma de becerro. Gritaron: “Israel, estos son los dioses que te sacaron de la tierra de Egipto”.
Hay quienes sacan el oro de sus bolsas con extravagancia, y pesan la plata en la balanza, y contratan a un orfebre para que les haga un dios al que puedan inclinarse y adorar.
Desde Tarsis se envían láminas de plata martillada, y oro de Ufaz, para que lo utilicen los artesanos y los metalistas. Estos ídolos se visten con ropas de azul y púrpura hechas por expertos.