Harás diez cortinas para el Tabernáculo de lino finamente hilado, usando hilos azules, púrpura y carmesí. Háganlas bordar con querubines por alguien que sea hábil en el bordado.
Unirás cinco de las cortinas como un conjunto y las otras seis como otro conjunto. Luego dobla la sexta cortina en dos en la parte delantera de la tienda.
Entonces el Señor creará sobre todo el monte Sión y sobre la asamblea de los que allí se reúnan una nube de humo durante el día y una llama de fuego ardiente durante la noche; sobre todo habrá este dosel glorioso.
Su responsabilidad asignada para el Tabernáculo de Reunión era cuidar del Tabernáculo y la tienda, su cubierta, la cortina de la entrada del Tabernáculo de Reunión,
sino por el contrario, que el atractivo sea interior, que sea el de un espíritu manso y pacífico que nace desde el interior. Porque eso es lo que Dios estima.
Jóvenes, hagan lo que los ancianos les dicen. Sin duda deberían todos servirse unos a otros con humildad, porque “Dios aborrece a los orgullosos, pero obra en favor de los humildes”.