Abel también trajo una ofrenda: el primogénito de su rebaño, eligiendo las mejores partes como ofrenda. El Señor se sintió agradado de Abel y su ofrenda,
Entonces Moisés convocó a todos los ancianos de Israel y les dijo: “Vayan enseguida y elijan un cordero para cada una de sus familias y maten el cordero de la Pascua.
Sin embargo, si la casa es demasiado pequeña para un cordero entero, entonces él y su vecino más cercano pueden elegir un cordero según el número total de personas. Dividirán el cordero según lo que cada uno pueda comer.
“Así que di a los israelitas: ‘Yo soy el Señor y los salvaré del trabajo forzoso que les imponen los egipcios; yo los liberaré su esclavitud. Los rescataré usando mi poder e imponiendo fuertes castigos.
Al principio del año, el día diez del mes del vigésimo quinto año de nuestro exilio, (catorce años después de la toma de Jerusalén), fue el día exacto en que el poder del Señor vino sobre mí y me llevó allí a la ciudad.
“Ve y habla con los israelitas y diles: Cuando presenten una ofrenda al Señor, pueden traer como ofrenda un animal del rebaño de ganado o del rebaño de ovejas o cabras.
Por la mañana, te presentarás, tribu por tribu. La tribu que elija el Señor se presentará clan por clan. El clan que el Señor elija se presentará familia por familia. La familia que el Señor elija se presentará hombre por hombre.
Y todos los habitantes de la tierra le adorarán, aquellos cuyos nombres no habían sido escritos en el libro de la vida, el libro que pertenece al Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.