que me niego a guardar cualquiera de tus pertenencias, ni siquiera un hilo ni la correa de una sandalia. De lo contrario podrías decir: ‘¡Yo fui quien hizo rico a Abrán!’
Se enviaron cartas por mensajero a todas las provincias del imperio del rey con órdenes de destruir, matar y aniquilar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, mujeres y niños, y confiscar sus posesiones, todo en un solo día: el día trece del duodécimo mes, el mes de Adar.
Amán se explayó sobre la cantidad de dinero y posesiones que tenía, y sobre la cantidad de hijos, y sobre cómo el rey lo había hecho tan importante al promoverlo por encima de todos los demás nobles y funcionarios.
Porque mi pueblo y yo hemos sido vendidos para ser destruidos, asesinados y aniquilados. Si sólo hubiéramos sido vendidos como esclavos, me habría callado, porque nuestro sufrimiento no habría justificado molestar al rey”.
Las cartas del rey autorizaban a los judíos de cada ciudad a reunirse en defensa propia y a destruir, matar y aniquilar a cualquier grupo armado de un pueblo o provincia que los atacara, incluyendo a las mujeres y los niños, y a confiscar sus posesiones.
No debes inclinarte ante ellos ni adorarlos, porque yo soy el Señor tu Dios y soy celosamente exclusivo. Yo pongo las consecuencias del pecado de los que me odian sobre sus hijos, sus nietos y sus bisnietos;
Entonces el rey ordenó que trajeran a los hombres que habían acusado a Daniel y los arrojaron al foso de los leones junto con sus esposas e hijos. Antes de que llegaran al suelo del foso, los leones los atacaron y los despedazaron.
Por último, piensen en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo recto, todo lo puro, todo lo que es bello, todo lo que es elogiable, todo lo que en verdad es digno de alabanza.