Ustedes son enviados por el rey y sus siete consejeros para investigar la situación en Judá y Jerusalén en lo que se refiere a la Ley de su Dios, que ustedes llevan consigo.
Los más cercanos a él eran Carsena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsena, y Memucán. Eran los siete nobles de Persia y Media que se reunían frecuentemente con el rey y ocupaban los más altos cargos del reino.
Amán se explayó sobre la cantidad de dinero y posesiones que tenía, y sobre la cantidad de hijos, y sobre cómo el rey lo había hecho tan importante al promoverlo por encima de todos los demás nobles y funcionarios.
Ester fue a hablar de nuevo con el rey, cayendo a sus pies y llorando, suplicándole que acabara con el malvado plan de Amán el agagueo que había ideado para destruir a los judíos.
Pero Samuel le dijo: “De la misma manera que tu espada ha dejado sin hijos a las mujeres, también tu madre quedará sin hijos entre las mujeres”. Entonces Samuel descuartizó a Agag ante el Señor en Gilgal.