Déjenme explicarles a todos ustedes, por la gracia que se ha dado, que ninguno debería tener un concepto de sí mismo más alto que el que debería tener. Ustedes deben tener un autoconcepto realista, conforme a la medida de fe que Dios les ha dado.
Dios también dio testimonio por medio de señales y milagros, por actos que demuestran su poder, y por medio de los dones del Espíritu Santo, que repartió como quiso.
Cualquiera sea el don que hayan recibido, compártanlo con otros entre ustedes, como un pueblo que demuestra sabiamente la gracia de Dios, en todas sus formas.