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Referencias Cruzadas
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Eclesiastés 5:4

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Cuando haces un voto a Dios, con una maldición sobre ti si no lo cumples, no te demores en cumplirlo, pues no le agrada el comportamiento insensato. Así que cumple lo que has prometido.

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20 Referencias Cruzadas  

Jacob también hizo una promesa solemne, diciendo: “Dios, si vas conmigo y me cuidas durante mi viaje, y me das alimento y bebida, así como ropa para vestir

Entonces Dios le dijo a Jacob: “Prepárate para ir a Betel y vivir allí. Construye allí un altar a Dios, que se te apareció cuando estabas huyendo de tu hermano Esaú”.

Debemos prepararnos e ir a Betel para construir un altar a Dios que me respondió en mi tiempo de angustia. Él ha estado conmigo donde quiera que haya ido”.

Cumpliré mis promesas al Señor para que todos puedan ver.

¡He hecho una promesa, y la mantendré! ¡Seguiré tus principios porque son rectos!

Eres el objeto de mi alabanza en la gran asamblea. Cumpliré mis promesas ante los que te adoran.

Den ofrendas de agradecimiento a Dios; mantengan las promesas que le hicieron al Altísimo,

Haz promesas a Dios y asegúrate de cumplirlas. Todos rinden tributo al Temible.

Es un error hacerle una promesa el Señor y luego arrepentirnos de lo que hemos prometido.

El Señor se dará a conocer a Egipto, y en ese momento Egipto conocerá al Señor. Lo adorarán con sacrificios y ofrendas; le harán promesas al Señor y las cumplirán.

Pero yo te ofreceré sacrificios, y gritaré mi gratitud. Guardaré las promesas que te he hecho, porque la salvación viene del Señor”.

Desearía que uno de ustedes cerrara las puertas del Templo, y así cesen sus hogueras sin sentido sobre mi altar! No estoy agradado con ustedes, dice el Señor Todopoderoso, y no aceptaré ofrendas de parte de ustedes.

Si un hombre hace una promesa solemne al Señor, o promete hacer algo jurando, no debe romper su promesa. Debe hacer todo lo que dijo que haría.

“Y una vez más, ustedes han escuchado que la ley dijo al pueblo de hace mucho tiempo: ‘No jurarás en falso. En lugar de ello, asegúrese de cumplir sus juramentos al Señor’.

Las ofrendas quemadas y los sacrificios por el pecado no te agradaron.

En cuanto la vio, se rasgó las vestiduras en agonía y gritó: “¡Oh, no, hija mía! ¡Me has aplastado por completo! Me has destruido, pues hice una promesa solemne al Señor y no puedo echarme atrás”.




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