Cuando se acercó a mí, me aterroricé y caí de bruces ante él. “Hijo de hombre”, me dijo, “tienes que entender que esta visión se refiere al tiempo del fin”.
La luz brillante que lo rodeaba era como un arco iris brillando a través de las nubes en un día de lluvia. Así era la gloria del Señor. Cuando lo vi, caí de bruces en el suelo, y entonces oí que alguien me hablaba.
Me dijo: “Daniel, Dios te ama mucho. Presta atención a lo que te digo. Levántate, porque he sido enviado a ti”. Cuando me dijo esto me puse de pie, temblando.
Entonces el que parecía un ser humano me tocó los labios y pude hablar. Le dije al que estaba frente a mí: “Señor mío, desde que vi la visión he estado agonizando y me siento muy débil.
Los dos reyes, con malas intenciones, se dirán mentiras mientras se sientan juntos a la misma mesa. Pero sus maquinaciones son inútiles: el final llegará en el momento previsto.
En el momento del fin, el rey del sur lo atacará. Pero el rey del norte tomará represalias con fuerza como una tormenta, con carros y jinetes y muchos barcos. Avanzará, barriendo muchas tierras.
“Pero en cuanto a ti, Daniel, mantén este mensaje en secreto, y sella el libro cerrado hasta el tiempo del fin. Muchos buscarán por aquí y por allá, y el conocimiento será cada vez mayor”.
Después de esto, yo, Daniel, quedé exhausto y estuve enfermo durante días. Luego me levanté y volví a trabajar para el rey, pero estaba desolado por lo que había visto en la visión y no podía entenderlo.
Tan pronto como comenzaste a orar, se dio la respuesta, y he venido a explicártela porque Dios te ama mucho. Así que, por favor, escucha la explicación y entiende el significado de la visión.
El confirmará el acuerdo con mucha gente durante una semana, pero a la mitad de la semana pondrá fin a los sacrificios y a las ofrendas. La idolatría que causa la destrucción se mantendrá hasta el final, cuando el mismo destino se derrame sobre el destructor”.
Porque la visión es para un tiempo futuro. Es sobre el fin y no miente. ¡Si parece demorarse en su cumplimiento, espera, porque sin duda llegará y no tardará!
Yo soy Juan, quien escuchó y vio todas estas cosas. Cuando las vi y las escuché, caí a los pies del ángel que me había mostrado estas cosas, para adorarlo.