Tres días más tarde era el cumpleaños del Faraón, y organizó un banquete para todos sus oficiales. Hizo que el copero y el panadero jefe fueran liberados de la prisión y llevados allí ante sus oficiales.
En el tercer año de su reinado organizó una fiesta para sus funcionarios y administradores. Los comandantes del ejército de Persia y Media, los nobles y los funcionarios provinciales estaban allí con él.
Una espada se levanta para atacar a los babilonios, declara el Señor, lista para atacar a los que viven en Babilonia, a sus funcionarios y a sus sabios.
Pero mientras se despiertan sus pasiones, les serviré un banquete y los embriagaré. Celebrarán tanto que se desmayarán y no despertarán jamás, declara el Señor.
Embriagaré a sus dirigentes y sabios, así como a sus comandantes, oficiales y soldados. Entonces se desmayarán y no despertarán jamás, declara el Rey, cuyo nombre es el Señor Todopoderoso.
Ellos se enredan como los que quedan atrapados en medio de arbustos con espinas; como borrachos que han bebido y se han embriagado. Serán quemados por completo como la paja seca.