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Referencias Cruzadas
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Daniel 4:26

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Sin embargo, como fue decretado, el tronco y sus raíces deben quedar en la tierra. Tu reino te será devuelto cuando reconozcas que el Cielo gobierna.

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13 Referencias Cruzadas  

Les dijo que oraran al Dios del cielo, pidiendo ayuda con respecto a este misterio, para que él y sus amigos no fueran asesinados junto con el resto de los sabios de Babilonia.

Aquella noche el misterio le fue revelado a Daniel en una visión. Entonces Daniel alabó al Dios del cielo:

Majestad, tú eres el rey de reyes a quien el Dios del cielo le ha dado el reino, el poder, la fuerza y la gloria.

Pero dejen el tronco y sus raíces en la tierra, y átenlo con hierro y bronce, rodeado de la hierba nueva del campo. Dejen que él se empape del rocío del cielo, y que viva con los animales afuera, en medio de la maleza.

“Entonces Su Majestad vio bajar del cielo a un vigilante, un santo, que dijo: ‘Corten el árbol y destrúyanlo, pero dejen el tronco y sus raíces en la tierra, y átenlo con hierro y bronce, rodeado de la hierba nueva del campo. Que se empape con el rocío del cielo y que viva con los animales de fuera, en la maleza. Que su mente se vuelva como la de un animal. Que sea así por siete veces’.

Las palabras aún estaban en los labios del rey cuando llegó una voz del cielo: “Rey Nabucodonosor, esto es lo que se ha decretado respecto a ti: el reino te ha sido quitado.

Así que ahora yo, Nabucodonosor, alabo, honro y glorifico al Rey del Cielo, porque todo lo que hace es correcto y sus caminos son verdaderos. Él es capaz de humillar a los que son orgullosos.

Pero cuando se volvió arrogante y duro de corazón, actuando con orgullo, fue removido de su trono real y su gloria le fue quitada.

Fue expulsado de la sociedad humana y su mente se volvió como la de un animal. Vivió con los asnos salvajes y comió hierba como el ganado, y fue empapado con el rocío del cielo hasta que reconoció que el Altísimo gobierna los reinos humanos y que se los da a quien él quiere.

Los discípulos se asombraron al ver esto. “¿Cómo pudo marchitarse la higuera así de repente?” preguntaban.

Pero yo les digo: no juren nada. No juren por el cielo, porque ese es el trono de Dios.

¡Regresaré a la casa de mi padre! Le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.

El hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco ser llamado tu hijo’.




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