Él dice: “No es gran cosa que seas mi siervo para hacer volver a las tribus de Jacob, a ese pueblo de Israel que he conservado. También voy a hacer de ti una luz para los extranjeros, para que mi salvación llegue a todos”.
Entonces recordarás la forma en que debes vivir y te avergonzarás cuando conozcas a tus hermanas mayores y menores cuando regresen a ti. Te las daré como hijas, aunque esto no era parte de nuestro acuerdo original.
Te ayudé a crecer como una planta en el campo. Creciste hasta convertirte en una hermosa joven. Tus pechos se desarrollaron y el vello de tu cuerpo creció, y estabas completamente desnuda.
Te aplastarán contra el suelo, a ti y a tus hijos contigo. No dejarán ninguna piedra sobre otra dentro de ti, porque no aceptaste la salvación cuando vino a ti”.
Y Moisés estaba con el pueblo de Dios reunido cuando el ángel le habló en el Monte Sinaí, y ahí junto con nuestros antepasados recibió la palabra viva de Dios para que nos la diera a nosotros.
Asegúrense de actuar apropiadamente cuando estén en compañía de quienes no son cristianos, para que incluso si los acusaran de hacer lo malo, ellos puedan ver sus buenas obras y glorifiquen a Dios cuando venga.