“Señores, por favor, entren y quédense en mi casa esta noche”, les dijo. “Pueden lavar sus pies y seguir su camino temprano por la mañana”. Pero ellos le respondieron: “No te preocupes. Pasaremos la noche aquí en la plaza”.
Entonces ese amigo responde desde el fondo de la casa, diciendo: ‘No me molestes, ya cerré la puerta con llave y mis hijos y yo ya nos acostamos a dormir. Ahora no puedo levantarme a darte nada’.