Entonces les dio a todos los israelitas, tanto a hombres como a mujeres, una hogaza de pan, una torta de dátiles y una torta de pasas. Luego los envió a todos a sus casas.
Me digo: “Subiré a la palmera y me apoderaré de los frutos”. Que tus pechos sean como racimos de uvas en la vid, y tu aliento tenga el aroma de las manzanas.
El Señor me dijo: “Ve una vez más y ama a una mujer que es amada por otro y es adúltera, así como el Señor ama a los hijos de Israel, aunque ellos buscan a otros dioses y se deleitan en su adoración sensual”.