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Referencias Cruzadas
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Apocalipsis 3:18

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Yo te aconsejo, pues, que de mí compres oro refinado por fuego para que seas rico; y consigas ropas blancas para que te vistas bien y no muestres tu vergüenza y desnudez; y ungüento para tus ojos, para que puedas ver.

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34 Referencias Cruzadas  

Porque se han revelado contra lo que Dios ha dicho; han rechazado la dirección del Altísimo.

Bendeciré al Señor que me da buen consejo. Incluso por las noches habla a mi consciencia y me dice lo que es recto.

“Yo te instruiré, enseñándote el camino a seguir. Te advertiré, mirando por ti.

Tú me dices qué hacer, y al final me recibirás en tu gloria.

Ignoraron mi palabra, y no prestaron atención a mis advertencias.

Ellos no están dispuestos a aceptar mi consejo, y aborrecen mis advertencias.

Escucha el consejo y acepta la instrucción, para que con el tiempo te vuelvas sabio.

Invierte en tener la verdad y no la vendas. Invierne en la sabiduría, la instrucción y la inteligencia.

Mi consejo es hacer lo que dice el rey, ya que eso es lo que le prometiste a Dios.

Se te verá desnuda; lo que debería ser privado quedará vergonzosamente expuesto. Me vengaré, no perdonaré a nadie.

Vengan todos los que tienen sed, vengan a beber el agua. Los que no tienen dinero, vengan, pueden comprar y comer. Vengan y compren vino y leche; no necesitan dinero; no cuesta nada.

Te subiré las faldas sobre la cara, para que te vean desnuda y avergonzada.

Millones dormidos en la tierra en la muerte despertarán, unos a la vida eterna, y otros a la vergüenza y a la desgracia eternas.

Salgan, habitantes de Safir, vayan desnudos y avergonzados. No salgan, habitantes de Saanán. Lloren, habitantes de Bet Ezel, porque han perdido su consuelo.

¡Anden con cuidado! Porque yo estoy contra ustedes, declara el Señor Todopoderoso. Yo levantaré tus faldas sobre tu cara y dejaré que las naciones vean tu desnudez, y que los reinos vean tu vergüenza.

Él se sentará como el que refina y purifica la plata; así purificará a los descendientes de Leví, y los refinará como oro, para que pueda traer ofrendas puras al Señor.

“El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Un hombre lo encontró, lo volvió a enterrar, y lleno de alegría se fue y vendió todo lo que tenía y entonces compró ese campo.

‘No, porque así no habrá suficiente aceite para ustedes ni para nosotras. Vayan a las tiendas y compren aceite para ustedes’.

Esto es lo que ocurre con las personas que acumulan riqueza para sí mismas, pero no son ricos en relación con Dios”.

Cuando tengamos este vestido, ya no nos veremos desnudos.

Porque ustedes conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Que aunque era rico, se volvió pobre por ustedes, a fin de que a través de su pobreza ustedes pudieran llegar a ser ricos.

Díles que hagan el bien, y que se vuelvan ricos en buenas obras, prestos para compartir lo que tienen, y ser generosos.

Escuchen, mis queridos amigos: ¿Acaso Dios no eligió a los que el mundo considera pobres para que fueran ricos en su fe en él, y para que heredaran el reino que prometió a quienes lo aman?

Estas demuestran que su fe en Dios es genuina—aunque también puede ser destruida—y esa fe es más valiosa que el oro. De este modo, su fe en Dios será reconocida y ustedes recibirán alabanza, gloria y honra cuando Cristo aparezca.

(¡Estén atentos! Vendré como un ladrón. Benditos los que están vigilantes, y han alistado sus ropas para no tener que salir desnudos y ser avergonzados).

Está vestida con lino fino, blanco y limpio. (El lino fino representa las buenas obras de los creyentes).

Conozco las dificultades que afrontas, y cuán pobre eres (pero eres rico), y también conozco el abuso de los que dicen ser judíos y no lo son, sino que pertenecen a la sinagoga de Satanás.

Tú te dices a ti mismo: ‘Soy rico, tengo riquezas, y no necesito nada’. Pero no sabes que eres un miserable, pobre, ciego y desnudo.

Alrededor del trono había otros veinticuatro tronos, y veinticuatro ancianos sentados sobre ellos, vestidos de blanco y usando coronas de oro en sus cabezas.

Entonces uno de los ancianos me habló, preguntándome: “¿Quiénes son los que están vestidos con túnicas blancas, y de dónde han venido?”




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