Bendito es todo aquél que lee esto, así como los que escuchan estas palabras proféticas y prestan atención a lo que está escrito, porque el tiempo está cerca.
(¡Estén atentos! Vendré como un ladrón. Benditos los que están vigilantes, y han alistado sus ropas para no tener que salir desnudos y ser avergonzados).
Declaro solemnemente a todos los que escuchan las palabras proféticas de este libro, que si alguno añade algo a estas palabras, Dios le enviará las plagas descritas en este libro.
Si alguno quita las palabras proféticas de este libro, Dios le quitará su parte en el árbol de la vida y de la ciudad santa que se describe en este libro.
“Así que acuérdense de cómo recibieron este mensaje, y lo que escucharon. Observen lo que se les enseñó, y arrepiéntanse. Si no están alerta, vendré inesperadamente, como un ladrón, y no sabrán a qué hora vendré.