El Señor pasó por delante de él, gritando: “¡Yahvé! Yahvé! ¡Soy el Dios de la gracia y la misericordia! Soy lento para enojarme, lleno de amor eterno, siempre fiel.
“Dios no es un ser humano que mentiría. No es un simple mortal que cambia de opinión. ¿Acaso él dice que va a hacer algo, pero no lo hace? ¿Acaso hace promesas que no cumple?